La planta del templo es de una sola nave rematada por una cabecera plana. Su construcción data de mediados del siglo XVI, probablemente hacia 1548. La portada, de estilo plateresco, está dividida en dos cuerpos: el cuerpo superior está flanqueado por dos curiosos elementos verticales que pudieran ser el tronco de un agave o de una palmera, el resto de la ornamentación la componen el típico cordón franciscano y diversos escudos. También es llamativa la forma de los soportes que enmarca el piso inferior, divididos en dos mitades y coronados por una moldura de perlas isabelinas.

Sin embargo, por lo que es realmente más conocidos este conjunto arquitectónico es por su magnífico atrio con sus cuatro capillas posas; todas ellas tienen una planta cuadrada y están dedicadas a San Francisco de Asís, a San Juan Evangelista, a San Miguel Arcángel y a la Virgen de la Asunción. En la primera, además de la rica ornamentación común a todas ellas, aparecen representadas dos escenas de la vida del santo patrón de la orden. En la del arcángel San Miguel se puede contemplar una escena del juicio final; la posa del Evangelista está dedicada a Cristo, y por último, la de la Virgen de la Asunción o de la anunciación está decorada con elementos marianos.